CIUDAD DE MÉXICO, 5 nov (Reuters) – La posibilidad de una izquierda latinoamericana más unida creció el lunes después de que el presidente electo de Argentina y el mandatario mexicano dialogaron sobre la posibilidad de revivir una alternativa diplomática regional a la Organización de Estados Americanos (OEA), respaldada por Washington.
Los países latinoamericanos han oscilado entre los gobiernos conservadores y de izquierda, a menudo con políticas económicas y sociales radicalmente diferentes, en las últimas décadas.
Desde el año pasado, la ira desatada por casos de corrupción, desigualdad y pobreza provocó la salida de conservadores del gobierno tanto en México como en Argentina, además de alentar protestas en las últimas semanas en Ecuador y Chile, que obligaron a diluir políticas económicas liberales.
Alberto Fernández aprovechó su primer viaje al extranjero, tras ganar hace días la presidencia en Argentina, para proclamar una nueva era de cooperación entre los gobiernos de izquierda, en un aparente intento de demostrar que no estará aislado a pesar de que su vecino Brasil es gobernado por la derecha.
“Yo estoy empecinado y empeñado en hacer que América Latina vuelva a unificarse, vuelva unir esfuerzos para afrontar el desafío globalizador de otro modo”, dijo Fernández a periodistas en Palacio Nacional tras reunirse con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
México asumirá el año próximo la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo regional creado en Venezuela durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez que ha perdido influencia en los últimos años.
“Ahí tenemos la posibilidad de potenciar uno de los organismos y uno de los espacios integradores que han quedado olvidados en este tiempo”, agregó Fernández al referirse a la organización que fue vista por muchos en la izquierda como un contraataque futuro para la OEA.
Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y el Caribe en México, respaldó la idea de que la segunda y tercer economía más grandes de la región trabajen en conjunto desde los extremos opuestos del continente para revivir la CELAC.
“México y Argentina tienen frente a sí la oportunidad de propiciar el reposicionamiento de América Latina en el mundo”, escribió Reyes en una columna publicada por el diario La Jornada.
NUEVOS VIENTOS
Además de trabajar para gestionar la relación de México con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, López Obrador no ha tenido un papel destacado en el escenario mundial hasta ahora, y se ha restado de eventos como la Cumbre del G20 y la Asamblea General de la ONU.
También ha dado un paso atrás frente a las críticas del gobierno anterior contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, al afirmar que su gobierno mantendrá una política de “no intervención” en asuntos de otros países.
Bajo sanciones de Estados Unidos y declarado por gobiernos de derecha como un presidente ilegítimo, Maduro elogió a López Obrador y Fernández en un discurso en Cuba el domingo, llamándolos líderes de un nuevo frente progresista en América Latina.
“Soplan nuevos vientos”, dijo Maduro, quien ha presidido una crisis económica y a quien grupos de derechos humanos acusan de cometer múltiples abusos y violaciones.
La nueva política exterior de México y Argentina, combinada con las protestas y denuncias de violaciones a derechos civiles por parte de fuerzas de seguridad chilena fue “una muy buena noticia para Maduro”, dijo David Smilde, experto en América Latina de la Universidad de Tulane y miembro de la Oficina de Washington para América Latina.
Aún así, cuando a López Obrador se le preguntó el lunes, durante su conferencia de prensa diaria, si buscaría una alianza más fuerte con gobiernos de ideas afines en la región dijo que tenía una relación “muy buena” con Trump, quien es profundamente impopular en México.
Con un estilo diferente al de Chávez, que se deleitaba con enfrentamientos verbales contra el “imperio” de Estados Unidos y un Luiz Inácio “Lula” da Silva encarcelado, era poco probable que López Obrador se proclamara líder de un bloque, dijo el académico mexicano John Ackerman.
El regreso del presidente mexicano a la postura no intervencionista fue igualmente importante y está actuando como un “muro de contención” contra aquellos interesados en entrometerse en otros países, agregó Ackerman, experto en derecho constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cercano a la administración de López Obrador.
“La gente dijo que México llegó tarde a la marea (de la izquierda) y ahora está llegando temprano a la segunda marea”, dijo Ackerman, utilizando un término que describe la elección de gobiernos socialistas en América Latina a principios de la década de 2000.