El presidente estadounidense, Donald Trump (D), y su par brasileño, Jair Bolsonaro, intercambian camisetas de sus equipos nacionales, en la Casa Blanca, el 19 de marzo de 2019 en Washington
¿Victoria diplomática o peregrinación a las fuentes de la ultraderecha, marcada por concesiones unilaterales? La visita del presidente brasileño Jair Bolsonaro a su par estadounidense Donald Trump divide a analistas y agita las redes sociales.
«Dejamos Estados Unidos con la sensación de la misión cumplida. Avances importantes en el área económica, de seguridad y de política externa, así como la consolidación del nuevo camino de fuerte amistad entre Brasil y Estados Unidos», tuiteó Bolsonaro antes de embarcar en Washington para retornar este miércoles a Brasilia.
Un entusiasmo compartido por el profesor de relaciones internacionales Matias Spektor, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
«Es el mayor paquete de concesiones otorgado por un presidente estadounidense a un colega brasileño en los últimos 30 años de democracia. Victoria enorme para Bolsonaro», escribió Spektor en la misma red social.
A un usuario que le preguntó «¿Cuáles fueron las concesiones?», el académico enumeró, entre otros puntos: «OCDE, principal aliado extra-Otan, [base de lanzamiento de satélites de] Alcántara (…), Proyección de una identidad común (fe, familia y nación) (…)».
Para otros especialistas, en cambio, Brasil cedió en aspectos concretos a cambio de meras promesas, aparte de comprar posibles e innecesarias enemistades diplomáticas.
– Una alianza problemática –
Brasil, que es ya un puntal de la presión sobre el régimen socialista venezolano, podría convertirse en «aliado prioritario [de Estados Unidos] fuera de la OTAN», según enuncia la declaración conjunta emitida al finalizar la visita.
Estados Unidos ofreció igualmente apoyar la candidatura de Brasil a la OCDE, un club de democracias ricas, a condición de que renuncie al estatuto de país emergente en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Dos vías de alto riesgo, según el exembajador brasileño en Washington Rubens Ricupero.
Ser «aliado prioritario» de Washington, explica el diplomático, supone «comprar la agenda de seguridad norteamericana: contención de China, hostilidad a Rusia, hostilidad a Irán y combate permanente contra el terrorismo fundamentalista islámico».
Unos puntos que «tienen poco o nada que ver con los intereses de Brasil» y que podrían resultar en una «limitación seria de su política exterior», señala Ricupero, que fue secretario general del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La renuncia al tratamiento diferenciado en la OMC sería, por su lado, «un desastre, porque tendría efectos muy negativos en términos de aranceles y alejaría a Brasil de los países en vías de desarrollo con los cuales siempre hemos conducido una política común», advierte.
Brasil anunció además durante la visita la supresión de la exigencia de visas a estadounidenses, canadienses, japoneses y australianos, sin reciprocidad.
El país sudamericano hizo concesiones y «solo recibió algunas promesas», afirmó David Fleischer, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia.
El académico norteamericano cree además que esas promesas «probablemente no serán cumplidas, porque Washington tiene una política externa muy independiente», definida por Trump como «Estados Unidos primero».
– Una «peregrinación religiosa» –
Bolsonaro hizo fuerte hincapié en la agenda ultraconservadora compartida con Trump, basada en valores familiares y religiosos.
Para Ricupero, se trató «más de una peregrinación religiosa a las fuentes de la ultraderecha norteamericana» que de una visita oficial.
El cientista político de la Universidad de Sao Paulo (USP) Rubens Figueiredo consideró que fue una visita «positiva, pero no ideal».
«La visita fue un punto de inflexión» en las relaciones bilaterales, abriendo perspectivas de cooperación en el dominio espacial, entre otros, con la firma de un acuerdo que permitirá el uso de la base de Alcántara (en el norte de Brasil) para lanzamiento de cohetes y satélites estadounidenses.
«Brasil está abriendo su economía a un importante socio comercial», señaló Figueiredo.
AFP / Brendan SmialowskiEl presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Estados Unidos, Donald Trump, caminan juntos en los jardines de la Casa Blanca tras una rueda de prensa conjunta, el 19 de marzo de 2019, en Washington
– Memes y mitos –
Otros anuncios: Brasil comprará 750.000 toneladas anuales de trigo estadounidense sin aranceles de importación, en tanto que Estados Unidos enviará «rápidamente» una visita técnica para una eventual reanudación de las importaciones de carne brasileña, suspendidas desde 2017.
Por otra parte, los dos países respaldaron la creación de un fondo de 100 millones de dólares para atraer «inversiones sostenidas en la región amazónica».
Las redes sociales ardieron con comentarios y memes que opusieron a quienes denunciaron una supuesta actitud servil del mandatario brasileño hacia Donald Trump con sus «orgullosos» partidarios.
Una caricatura, en el hashtag #BolsonaroEnvergonhaOBrasil (#BolsonaroAvergüenzaaBrasil), mostró a Bolsonaro en perrito faldero de Trump en los jardines de la Casa Blanca, en tanto que otra, en #BolsonaroOrgulhodoBrasil (#BolsonaroOrgullodeBrasil), ilustró el encuentro con el abrazo de dos héroes de videojuegos.20MAR20190Compartir